DOMINGUERO

Viajes de fin de semana con origen en Pamplona

16.11.04

46/2004-Illueca-Pancorbo

Este fin de semana ha hecho mucho viento, y se ha movido aire frío a toda velocidad. El sábado no vimos nubes, y el domingo apenas vimos algún trozo de cielo.

La semana pasada se me habían quedado pueblos por ver en el valle del Jalón. Salimos en esa dirección e hicimos la primera parada en Borja, por donde he pasado algunas veces sin detenerme. En lo alto de una colina hay un gran montón de materiales sujeto por unos contrafuertes de ladrillo. No supe distinguir si se trataba de sedimentos naturales o de tierra y piedras subidos con esfuerzo humano. Cerca hay todo un barrio formado por viviendas excavadas en la colina que después de van amplían hacia delante a medida que una cierta prosperidad alcanza a sus propietarios. En la parte baja hay una plaza porticada con casas de ladrillo, y cerca la plaza donde se sitúa el ayuntamiento, un edificio en ladrillo del S. XVI. A poca distancia se levanta una gran colegiata, también de ladrillo, con dos torres muy esbeltas. Una de ellas parece sufrir una peligrosa inclinación. Estaba cerrada y no pudimos visitarla por dentro. Extramuros hay un convento. Se encuentra muy cerca de una casa que cierra la calle y cuya parte baja, despejada, sirve de puerta de acceso. Antes de seguir camino volvimos a la plaza del ayuntamiento y entramos al bar Volante, donde los pinchos de tortilla eran unos pequeños tacos sujetos con un palillo a una rueda de pan. Pedimos dos miniaturas de aquellas apoyadas por otros dos trozos de bacalao rebozado, café y manzanilla, y fueron 5'80 euros.

http://es.geocities.com/ciudad_de_borja/ es bastante completa. Especialmente interesantes resultan las fotografías antiguas.

Seguimos y paré en Tierga a hacer desde abajo una foto de su perfil, donde destaca la iglesia mudéjar con una galería orientada al sur. Una vendedora ambulante guardaba en su furgoneta la mercancía del puesto de ropa que había montado tratando de resguardarse del viento tras el camión de la basura. Con aquel aire tan frío nadie se había acercado.

http://www.aragob.es/edycul/patrimo/fichas/tierga.htm
http://www.comarcadelaranda.com

Al llegar a Illueca me desvié hasta Jarque, cuyo castillo habíamos visto desde lejos. Al llegar a las ruinas nos dimos cuenta de que ya habíamos estado allí antes, pero circulábamos por aquella carretera en otra dirección. Queda un recinto cuadrangular con restos de dos torres redondas en los ángulos, todo muy deteriorado y construido con piedras poco trabajadas. Las casas, ya abandonadas, que se pegan a los pies del castillo parecen haber recogido las piedras que faltan de sus muros. Repetimos parada en Gotor, donde las ruinas del monasterio están apuntaladas. Parece que así se ha frenado, pero no detenido, el deterioro. Una parte queda en uso, dividida en viviendas, y eso ha modificado bastante la fachada. El interior estará irreconocible. Un cartel ilustra este abandono: "Plan de Empleo 1994-1995 Excavación arqueológica y limpieza del convento de la orden de Santo Domingo".

http://www.terra.es/personal/bennetty/gothis.htm

Llegamos a Illueca y buscamos en primer lugar dónde comer. El restaurante Benedicto XIII, en la calle del mismo nombre, tenía fuera una carta con los precios habituales y mencionaba un menú de 7'85 sin detallarlo. Entramos con bastante prevención. El menú aparecía en las cartas, y tenía entre seis y ocho opciones de primero y otras tantas de segundo. Pedimos macarrones y alcachofas con jamón, y trajeron raciones generosas de exquisitos sabores. De segundo pedimos bistec de ternera y huevos fritos con morcilla, y ambos vinieron acompañados de patatas fritas y de pimientos. También estaba bueno. Para postre pedimos cuajada con miel y uvas. Me pusieron un racimo grande, pero las uvas estaban un poco pasadas de tiempo y no pasadas por agua. Comí los mejores granos y dejé algo más de la mitad. Vino, gaseosa y café. Posiblemente sea el sitio de mejor relación calidad-precio del último año.

Callejeamos buscando hacer tiempo hasta la apertura del castillo-palacio del Papa Luna, a las cuatro. En la parte alta había viviendas excavadas, que luego se han destinado a bodegas y almacenes y que después quedan abandonadas. Cerca de una de ruina reciente había un hombre con edad de jubilado en una pequeña lonja donde almacenaba manzanas. Todos teníamos tiempo y ganas de hablar, así que pronto saltó la chispa y prendió la conversación. Nos contó de sus desvelos con la venta de las manzanas, nos regaló unas cuantas y cuando salió el tema de las cuevas se ofreció a mostrarnos la que tenía en la trasera del almacén. Ahora guardaba allí unos toneles medianos con vino que él mismo elaboraba, incluso tenía sus propias etiquetas. Cuando leí en la botella que me mostraba "Antonio Tobajas" le dije que quizás yo conociera a algún pariente suyo, y quedó claro que se trataba de sus sobrinos. También estaba emparentado con la guía que muestra el palacio. Luego de un vasito de su tinto (muy bueno, después nos dijo que el vino tenía veinte años) fuimos ya a la visita porque pasaban de las cuatro. La guía nos informó en la oficina, pegó una nota en la puerta y cerró tras de sí. Al llegar a la puerta del palacio se giró, tomó aire, abandonó su tono natural y empezó a recitarnos el contenido estandarizado de la información a transmitir. Sólo cuando le preguntábamos algo respondía en tono normal; una vez que recuperaba su actitud de dirigirse a un auditorio numeroso cambiaba la entonación, aunque todo el grupo fuéramos solo dos. No lo digo quejoso, simplemente me llamó mucho la atención esa diferencia tan grande entre hablar y recitar. Por lo demás el palacio se merece una visita y la guía nos dedicó casi una hora, que se nos pasó rápido porque hizo su trabajo con corrección, amabilidad y amenidad. Los avatares históricos hicieron que el castillo sufriera importantes deterioros. Se conservan algunas estancias con techos de madera tallada y pintada, y trabajos de yesería. Hay también zonas completamente nuevas, donde se ha montado una hospedería a punto de inaugurarse. Nos mostró una habitación y una suite, para que tuviéramos una opción original a la hora de alojarnos con nuestras señoras.

Terminada la visita seguimos hacia Brea, Morés (ruinas de un castillo sobre una elevación del terreno) y llegamos a la autovía, que abandonamos en La Almunia de Doña Godina. Por Ricla, Fuendejalón y Magallón llegamos a la N-232 7 km. antes de Mallén. Luego ya estábamos en Cortes de Navarra y hora y pico después en casa.

En abril de 2003 habíamos estado por aquella zona:
"-Miércoles 16: vuelta al Moncayo. Parada en Cervera del Río Alhama con ascensión al castillo, Aguilar del Río Alhama, Castilruiz, Olvega, Cueva de Agreda, Purujosa, Calcena, Oseja, Jarque, Tierga, Ainzón, Borja (aquí ya se ponía el sol y no pudimos parar) y por Cortes y Castejón a casa tomando la autopista. Calcena y Tierga tienen grandes pendientes y calles estrechas, que pusieron a prueba las medidas del coche. Todos los pueblos merecen repetir la visita." Vimos aparcado junto al castillo de Illueca el vehículo oficial del ayuntamiento de Purujosa: un Pick-Up 4x4, lo más indicado para las pendientes del pueblo, cuya entrada regulada por semáforos (imposible cruzarse dos coches) se nos grabó mejor que su nombre.

Yo tenía cita para cenar en casa de Maribel a las nueve, pero como los días son muy cortos aprovechamos todos los minutos de luz antes de emprender el regreso, y aún sobró tiempo. Había quedado con Consuelo, dejé el coche en el garaje y subimos en autobús. Luego llegaron Miguel Angel y Jesús, Sos hizo llegar a Mª Elena con el previsible cuarto de hora de retraso, y nos acomodamos a la mesa. Primero fue ensalada prefabricada (de esa lechuga que viene limpia, troceada y envasada), que con el toque del chef quedó muy bien: vinagre de Módena y gulas con gambas. Luego manos de cerdo con una exquisita salsa de cebollas, y unos pimientos rellenos de pescado obra de Maribel que estaban deliciosos. Yo había llevado unas botellas de tinto reserva y después apareció otra aportación de productos de la tierra: una botella de "Ron Viejo de Caldas" que, entre los varios comensales, el hielo y la amplia sobremesa, a fuerza de pequeños vasitos se quedó en nada. Salimos luego a cumplir con el objetivo de la noche: unos bailables de ritmos tropicales en un local de ambiente latino. En el Habana había mucha gente y casi todo el mundo bailaba. Tras mantener la compostura charlando a gritos en un rincón decidí arriesgarme y bailar una pieza con Maribel. Ella disfruta asistiendo a clases de bailes de salón, y yo, que ya me confundía en aquella coreografía de hace 20 años (-Izquierda, ¡Arrr!, -Media vuelta, ¡Arrr!), que estoy tan dotado para la salsa como para el salto con pértiga, la expuse a ser pisada, zancadilleada y señalada con el dedo. A veces el ritmo y yo íbamos por caminos distintos, pero no sobrevino ningún percance y ella pareció sobrellevar bien lo de moverse agarrada a un saco. Envalentonado por la ausencia de fracaso afronté mi segunda pieza del año con Consuelo. Supongo que como íbamos en el mismo grupo le habría sido complicado negarse, y durante unos minutos se pudo ver a una consumada bailarina moviéndose con un patoso. Al terminar la pieza debían ser las cuatro, se apagó la música y se encendieron más luces. En unos veinte minutos un taxi me había dejado en casa y yo me disponía a roncar.

Me levanté más tarde de lo habitual. Para las 10 ya había hablado con Ramiro y con Sos. A las 12 ultimábamos la cita con Ramiro cerca de Pancorbo, y media hora después visitábamos la iglesia de Santa María Ribarredonda, de la que Ramiro nos detalló infinidad de datos. Es un templo del S. XVI en planta de salón (las tres naves tienen la misma altura), con columnas cilíndricas y bóvedas con muchos nervios.
Puedes ver información muy completa en http://www.euskalnet.net/vindeleia/IglesiaSigloXVI.htm. En el exterior se aprecia que la mitad de la zona del ábside es de piedra más clara que el resto. Durante la época de construcción surgieron problemas presupuestarios y lo que se había iniciado en piedra caliza se continuó con arenisca de una cantera más cercana. Además, empeñaron la cosecha de vino de CINCO GENERACIONES para poder terminar la obra (1518-1583).

Fuimos a continuación a Pancorbo. Muchas veces había pensado en parar pero lo había aplazado por ser lugar de paso. Tiene restos de muralla, casas porticadas, un ayuntamiento que se asienta sobre un puente? La iglesia de San Nicolás tiene un retablo asombroso, sin dorar, y apoya alguno de sus muros en la roca. Encima de la roca se levanta la torre, con una orientación diferente al resto del edificio. El ayuntamiento recuerda en una placa de su fachada "a Juan de Pancorbo, (1512-1578) compañero de Pizarro en la conquista del Perú y regidor perpetuo del Cuzco, al cumplirse el V Centenario del descubrimiento de América. Pancorbo 25 Julio 1992", pero ya ha empezado su deterioro y en pocos años resultará ilegible.

Eran casi las dos y cuarto cuando seguimos nuestro camino, pensando en comer en Santa Gadea del Cid ("En Santa Gadea de Burgos, / do juran los fijosdalgo, / allí le toma la jura / el Cid al rey castellano http://www.olmedo.net/maria/biblioteca/Audio-Poesias/PoesiasFam.htm), pueblo medieval con castillo y restaurante. Cuando dimos con él resultó que estaba cerrado por vacaciones, así que la visita a Santa Gadea quedó para otro día. A decir de Ramiro la jura famosa debió producirse aquí, y no en una iglesia de Burgos donde una placa, de la que en alguna parte tengo la foto, lo asegura. He encontrado otra curiosa aportación de Alfonso VI a la historia: "Nos encontramos ante la ambivalencia medieval hacia los baños: pueden ser beneficiosos en ciertas enfermedades, pero su uso excesivo lleva a conductas desordenadas, desde el punto de vista moral y ablanda la hombría de los soldados, por lo cual Alfonso VI (1040-1109) mandó destruirlos en toda Castilla. Los baños eran cosa de enfermos; se consideraban terapéuticamente muy activos para el equilibrio humoral, por lo cual debían tomarse con muchas precauciones", http://www.zuhaizpe.com/articulos/historia_medicina4.htm

Comimos en el Asador Arcena, en San Millán de San Zadornil. Nos sorprendió la ausencia de menú, pero ya era tarde para rectificar y nos quedamos. Entre los primeros elegimos croquetas (caseras, muy buenas) y morcilla (también muy buena, 5'90 euros), y de segundo codillo y solomillo de ternera (13'70). Nos bebimos una botella de cristal azul de agua mineral Monte Pinos, más suave para la cuenta y la carretera. A la hora de los postres la mayoría pasamos directamente al café. Todavía no estoy cualificado para comentar el agua, pero he encontrado quién lo hace: "Monte Pinos (Soria) Propiedades: Agua de débil mineralización y bajo contenido en sal que le permite tener unas extraordinarias propiedades diuréticas. Es aconsejable su uso en casos de hipertensión arterial e insuficiencia cardíaca, en dietas de adelgazamiento y en la preparación de alimentos infantiles".
http://www.lasprovincias.es/valencia/ocio/bodegas/aguasminerales.html

En Valpuesta, fundado en el año 804, nos aguardaba una sorpresa: colegiata S. XIII y XIV, torreón defensivo, casas señoriales y arquitectura popular, todo ello en un pequeño pueblo que fue sede episcopal.

Y la sorpresa mayor, a muy pocos kilómetros, fue la Torre-palacio de los Varona, que ya me llamó la atención y fotografié desde lejos la última vez que pasé por el cruce, hace unos meses (el 25 de abril, en la semana 17). Se encuentra en Villanañe y se puede realizar una visita guiada. No diré más para no estropear la sorpresa de quien se decida a acercarse. Puedes leer algo en http://www1.euskadi.net/kultura/noticias/index_c_46.htm y en http://www.alavaturismo.com/NewFiles/Anana/anana-varona.html

Otros lugares de interés por la zona: http://www.cuadrilladeanana.es/esp/municipmedio.html

Bien entrada la noche salimos a Miranda de Ebro y, por Vitoria, llegamos a Pamplona hacia las nueve.

http://www.liceus.com/cgi-bin/gui/04/041123.asp ofrece información sobre muchos pueblos que iremos visitando poco a poco. En http://www.diputaciondeburgos.es/Rutas.cfm?mostrar=30 se mencionan también algunos.

En http://www.red2000.com/spain/zaragoza/1tour.html se proponen algunas excursiones partiendo de Zaragoza. Con origen en Pamplona no serían lo mismo, pero los lugares que se citan tienen interés.

El sábado conduje 430 km y anduve 12. El domingo fueron 421. El lunes terminé Nada, de Carmen Laforet (¿Por qué tardé tantos años en empezarla?) y empecé La lluvia amarilla, de Julio Llamazares.